En el fútbol, como en el ciclismo, no hay nada hecho y hasta que se cruza la línea de meta no hay un ganador. Sin embargo, el Racing dio ayer un paso de gigante para ascender a la Segunda División tras imponerse al Alicante por 2-0. Quedan por delante los noventa minutos del partido de vuelta en el Rico Pérez de Alicante, aunque el Racing lo afrontará con dos goles de renta y la ventaja de no haber recibido goles en casa, que en estas eliminatorias tienen un valor doble.
El resultado es el mismo que en la eliminatoria anterior frente al Linares y el Racing, en el partido de vuelta, tuvo que llegar a los penaltis para pasar. Los técnicos y jugadores del Racing asumían ayer esta circunstancias pero significaban que es imposible una encerrona en el Rico Pérez, un estadio con capacidad para 35.000 personas y un terreno de juego amplio, no como la ratonera de Linarejos. Además, los jugadores racinguistas incidieron ayer que el Alicante es un equipo diferente al Linares, aunque sin decir si era mejor o peor.
El desarrollo del encuentro de ayer entre el Racing y el Alicante fue similar al de muchos partidos disputados esta temporada en el estadio de A Malata. El Racing salió muy motivado y realizó una presión arriba impecable que impidió al equipo levantino sacar el balón jugado desde atrás. Poco a poco comenzaron a llegar las ocasiones de los ferrolanos que encontraron en la banda izquierda del Alicante una autopista para llegar a las inmediaciones de la meta defendida por el ex jugador osasunista Unanua.
A los cinco minutos de juego Lamatina falló un gol claro y repitió error a los quince. Sin embargo, no falló a la tercera el francés envió el balón al fondo de la red en un preciso remate de cabeza.
Este primer tanto fue una motivación extra para los ferrolanos que fueron ya descaradamente a por el partido.
A los 25 minutos de juego, en una entrada terrorífica, el guineano Diallo, que jugó en la posición del sancionado Keita, vio la primera tarjeta amarilla del partido.
El segundo gol del Racing llegó a los 33 minutos tras una buena internada de Repi por la banda izquierda del Almería. El jugador de Cayón centra, falla Jonathan Carril pero aparece Paco Corredoira en el segundo palo y envía el balón al fondo de la red.
El Alicante estaba tocado y el Racing tenía por delante la oportunidad de sentenciar la eliminatoria con un tercer tanto. Tuvo ocasiones aunque el balón no volvió a entrar en la red.
El Alicante, que a los dos minutos de juego había dado un aviso en una mala salida de Queco, volvió a enseñar los dientes a los 45 minutos en una buena internada de Borja que encara a Queco Piña aunque el portero logra desviar el balón.
La segunda parte comenzó como la primera. Rápidas internadas de Lamatina por su banda, que en más de una ocasión tiene que ser sujetado por los defensores rivales. Todo parecía discurrir fácil para el Racing hasta que el árbitro, a los 60 minutos de juego, muestra la segunda amarilla a Diallo, lo expulsa y deja al Racing con diez jugadores. Los racinguistas protestaron ya que Diallo no toca al jugador rival, lo que le costó la expulsión del segundo entrenador, José Veiga, así como una tarjeta amarilla a Jonathan Martín.
A partir de la expulsión el partido cambió. Juan Veiga dejó sólo arriba a Jonathan Carril y situó una doble línea de cuatro hombres por delante. El Racing ya sólo pensó en defender su ventaja, aunque nunca renunció al ataque y siempre buscó un tercer tanto al contraataque, aunque las oportunidades ya fueron menores.
El Alicante controló el balón, lo movió bien en donde el Racing le dejó, aunque no puso en grandes apuros a los racinguistas quienes, una vez más, hicieron gala de una gran entrega y esfuerzo físico para cubrir bien los huecos.
Juan Veiga dio entrada a Manolo, en lugar de un renqueante Jonay, mientras que posteriormente retiró a Lamatina (pese a su velocidad al contraataque) para reforzar el medio campo con Diego Piñeiro.
En la recta final del encuentro dio entrada a Prince, en lugar de un cansado Steven Cohen.
El Alicante también dio entrada a gente de refresco, Tito y José aunque nunca consiguieron desbordar al Racing.
Capi, ex jugador del Pontevedra, fue el jugador más peligroso, y tuvo una buena ocasión a los 87 minutos aunque remató desviado.
Ya en el tiempo de descuento (el árbitro añadió cuatro minutos) Queco Piña metió dos buenas manos con las que salvó a su equipo.
Al final del partido, todos contentos. Juan Veiga daba por bueno el resultado e insistía en que en partido de vuelta no será lo mismo que en Linares, mientras que el entrenador alicantino también señalaba que lo veía claro, que el Racing había tenido acierto.
Quien no quedó contento fue el público que asistió al partido ya que la tomó con un árbitro, Francisco Manuel Arias que estuvo desastroso. Fue despedido con un estruendo de abucheos.
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