El Racing recibe el homenaje de Ferrol.
En torno a 3.000 seguidores racinguistas se dieron cita ayer en la plaza de Armas para participar en el homenaje a la plantilla racinguista por el ascenso a la Segunda División A que consiguieron el pasado sábado en Alicante. Futbolistas, técnicos y directivos de la entidad, que fueron recibidos de manera oficial en el Concello, recogieron también el aliento de todos los aficionados.
Sonaba la música de la banda sonora original de la película Superman cuando futbolistas, técnicos y directivos del Racing llegaron a la plaza de Armas en el autobús que los había trasladado desde el estadio de A Malata. Allí los esperaban cerca de tres mil aficionados, dispuestos a homenajear a la plantilla que el sábado selló en Alicante su vuelta a la Segunda A -la categoría que se perdió hace algo más de un año y que ahora ha recuperado-, mientras coreaban diferentes canciones para abrir la fiesta que se iba a realizar.
Después de sentir este primer baño de masas, todos los componentes de la expedición racinguista subieron al salón principal del Concello y, con posterioridad, salieron al balcón para saludar a los aficionados presentes.
Allí, en boca de Repi, otra canción, el "Miudiño", sirvió para animar aún más a los seguidores racinguistas, que profesaron su afecto a todos los jugadores racinguistas que fueron pasando por los micrófonos para celebrar el ascenso a Segunda A, mientras que el alcalde, Vicente Irisarri, apuntaba que "este equipo sólo sabe mirar para arriba" para augurar grandes logros al club.
A los actos más desenfadados les siguió la parte más formal del acto, cuando los componentes de la familia racinguista fueron recibidos por buena parte de la corporación municipal, que los felicitaron por el logro realizado antes de que el vicepresidente, José María Criado, recibiese un regalo representantivo y todos los futbolistas firmasen en el libro de oro de la ciudad.
Después se sirvió un pequeño ágape a los comensales antes de que dejasen el edificio del Concello y volviesen a recibir el cariño de los ferrolanos que todavía estaban en la plaza de Armas.
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