viernes, 13 de abril de 2007

Show must go on

La Heineken Cup está en llamas. Los clubes de Francia, y ahora también los de Inglaterra, dieron un paso al costado y no se presentarán la próxima temporada. Pero en las oficinas de la European Rugby Cup, ente que organiza ese certamen y la Challenge Cup, no están preocupados: "una competencia con equipos de los seis países se llevará a cabo el año próximo", rezó un comunicado oficial desde Dublín.

"Existe el compromiso por al menos un torneo en la temporada siguiente. Las discusiones sobre el formato de la Heineken Cup continuarán en estas semanas" aclaró un vocero.

Pero claro, si el boicot permanece en pie, los equipos participantes de Francia e Inglaterra serán de segundo o tercer orden. No así de Italia, Gales, Escocia e Irlanda.

El problema comenzó en junio cuando la LNR, Liga Nacional de Rugby francesa, amenazó con retirar a sus clubes debido a que una disputa de intereses (derechos de votación y reparto de las ganancias) entre los conjuntos ingleses y la Rugby Football Union (RFU) estaba sacudiendo los cimientos de la Heineken.

Al día de la fecha aún nadie se puso de acuerdo. Y ahora no sólo los representantes galos tendrán su piquete, sino que los ingleses se les unieron en el arte de quemar gomas y hacer ollas populares.

En la otra vereda, la Welsh Rugby Union (WRU) sintió alivio tras la confirmación de que el torneo se disputaría a toda costa aunque jueguen los Sacachispas del rugby de los dos países en conflicto.

"Este es un paso adelante significativo después de la incertidumbre de la semana pasada tras el anuncio de que los equipos franceses e ingleses continuarían con su boycot", comentó Roger Lewis, director de la board del ERC y jefe ejecutivo de la WRU.

Pero claro, hay que tener en cuenta que de los 11 campeones que produjo la Heineken desde su comienzo en 1995, nuevo provienen de esas dos naciones. De hecho, tres de los semifinalistas de esta temporada son ingleses: Northampton, Leicester y Wasps.

A todo este sabroso guiso también hay que agregarle un ingrediente que nunca falta: la batalla mediática entre las partes. En una esquina, nada menos que Syd Millar, capo de la IRB. En la otra, Serge Blanco, number one de la LNR. Los golpes directos e indirectos que los dos gigantes se cruzaron utilizando a la prensa ya son moneda corriente y dejaron de sorprender a los lectores.

A todo esto, en Dublín, el ERC realizó una reunión con la participación de los distintos accionistas, representantes de las seis uniones y de varios clubes de Inglaterra, Gales e Italia. La decisión de seguir adelante fue tomada. Show must go on.

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