La Junta de Comercio del Ferrol (...) tiene que manifestar a V.E. que no es el interés sólo del Ferrol el que media en este asunto, aunque la circunstancia de encerrar en su seno el mejor Arsenal de nuestra Península era un elemento bastante para que no se le viera aislado como el puerto más insignificante, no: es el interés de una grande y olvidada porción del territorio gallego el que le mueve a levantar su voz para recordar el cumplimiento de las ofertas que le fueron hechas y de los contratos realizados: son la agricultura, la industria y el comercio los que reclaman ese elemento de vida que por largos años ha sido objeto de tantas esperanzas y de tantos desengaños. No perdamos de vista, Excmo. Señor, que el puerto de Ferrol, además de los establecimientos oficiales del Estado, encierra en su seno gérmenes de riqueza que pueden desarrollarse en grande escala con la constancia y la fuerza de voluntad que se necesita para todas las empresas: que ya hoy cuenta a la inmediación de sus dilatadas y pintorescas riberas con diferentes establecimientos industriales, como la fábrica nacional de cobrería de Jubia y las particulares de tejidos del Rojal y del Seijo: una de harina, que montada con maquinaria moderna compite ya con las mejores de Castilla, y en fin, con otras fábricas muy establecidas de curtidos y papel, que se desarrollarían con mayor extensión naciendo otras nuevas con los numerosos saltos de agua con que la naturaleza nos está brindando, en el momento en que las vías de comunicación abriesen ancha plaza al desarrollo industrial y a las transacciones mercantiles, cambiando el Ferrol de la vida oficial, y hasta cierto punto efímera que hoy tiene, por otra más activa y permanente (...)”.
Como pode observarse, o ton xeral e os paralelismos que suxire son de máxima actualidade, e aplicados ó día a día estariamos fronte á Praza de España, a intervención no barrio de Recimil, a revitalización socioeconómica e arquitectónica dos barrios da Magdalena e Ferrol Vello, os accesos ó porto exterior, o comezo real das obras (non virtual ou proxectual) dun polígono industrial, a biblioteca pública, a urxente remodelación da Praza de Armas, a inadecuada iluminación urbana, o desleixo cara unas axeitadas estacións de tren e autobuses (ambas a escala “playmóbil”), a depuración das augas residuais que van á ría, a atención permanente ós barrios periféricos, un certo coidado dos espazos públicos emblemáticos, como o Parque Municipal ou o Cantón, e un longo etcétera... Certo é que os presupostos anuais non poden abranguelo todo, pero como entón defender a coherencia da inversión nun minifoxo rodeado de bancos con vistas a un muro; ou o feito de encher non poucas prazas da cidade con esculturas dun mesmo autor e considerábel custo material; ou optar por substituír –cunha présa inexplicábel– pavimentos históricos por outros de baixo rendemento; ou invertir nun –tamén virtual– futuro Patrimonio da Humanidade, en lugar de facelo nun Presente de Calidade...? Pero supoño que diso se trata cando se está a gobernar: tomar partido pola alternativa de gasto que a posesión do poder democrático lexitima.
A pregunta é: ¿faríase o mesmo se a dotación económica saíse do peto de cada quen?
FERROL: PROXECTO INACABADO
PATRIMONIO E SOCIEDADE
Texto: Rosa Méndez Fonte
Especialista en Patrimonio
Nordesía – Diario de Ferrol
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